miércoles, 4 de agosto de 2010
El pensamiento histórico cristiano habla de un principio y un final, de una historia lineal: aquí comenzó, aquí acabará; prefiero el pensamiento que niega principios o finales absolutos: todo está comenzando y terminando, incansablemente. ¿Es esto el "eterno retorno" nitzscheniano? Lo dudo: hay repeticiones, pero las circunstancias no son las mismas, es decir, nos convertimos en la traducción de un evento, y ya sabemos que toda traducción es distinta al original (por supuesto, no creo que la intención de Nietzsche fuera probar un eterno retorno, sino formular una pregunta terrible: ¿si todo lo que hacemos se repitiera exactamente igual, estaríamos satisfechos?).
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