viernes, 10 de diciembre de 2010

Mensajes desde el mundo bonito, 1

Me gusta cuando, al poner el primer pie, el autobús arranca: es como si tuviéramos que llegar a un lugar importante o fuera una película de acción; además, al subir debo mantener el equilibrio y sujetarme de donde pueda. También suelo jugar a adivinar cuántas personas puede meter el conductor -siempre me sorprendo-; se acaba, parafraseando a c. monsiváis, la física y comienza el realismo mágico: dos personas ocupan el mismo espacio. Bajar... otra aventura... El conductor tiene prisa por escapar o llegar, no lo sé, y yo debo continuar descubriendo el mundo bonito

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