sábado, 6 de noviembre de 2010

I. Leonard, el inmemorioso

El personaje de la película Memento (2000), dirigida por Christopher Nolan, me parece extraordinario: cumple un ciclo de vida contado en minutos, para luego ser otro, aunque conservando los recuerdos anteriores a su perdida de memoria inmediata; así, prueba el mundo y en poco tiempo lo olvida, debiendo confiar en las anotaciones hechas por él mismo: la realidad es una duda insoluble.

Contrario al Fulmes de Borges -capaz de recordar cada segundo de su vida y el mundo-, Leonard, el personaje de Memento, sólo puede recordar una vida pasada, la cual, como su presente que ya lo es, se está conviritendo en una sospecha. Si su condición es mejor que la nuestra -que damos todo por verdadero y evitamos dudar de la realidad; y cuando dudamos pasamos inmediatamente a otra cosa o aceptamos, para no angustiarnos, el engaño-, no estoy seguro (¿quién se asoma a ver la maquinaria que pone en movimiento a nuestro mundo sin admitir la locura del mismo?).

En una escena de la película, Leonard, que olvida lo inmediato después de cinco minutos y busca al asesino de su esposa, lleva largo rato contando una historia por teléfono, hasta que descubre un nuevo tatuaje en su pierna, hecho por él mismo para recordar su búsqueda: “never answer the phone”. Inmediatamente el personaje pregunta “who is it?”, y sólo se escucha que cuelgan, mientras él queda desconcertado. Tal vez así debería sentirme al ver estas líneas, debiendo preguntar: ¿Quién lee? ¿Quién escribe, escribió todo esto?

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