sábado, 6 de noviembre de 2010

XII. Borges, el hacedor (II)

El escritor argentino Jorge Luis Borges narra, en el texto “El Preste Juan de las Indias”, de 1934, sus averiguaciones acerca de un religioso nestoriano que se convirtió en rey; haciendo al final del mismo una pregunta clave sobre nuestra propia interpretación de la realidad y la de los demás: “¿Para nuestra vida obscura no es todo leyenda? ¿Para nuestro ser ingenuo no es todo suceso verídico?”

Entonces, si estamos satisfechos con la ilusión de estar informados, mientras ignoramos las causas profundas de los sucesos, ¿qué tanto sabemos de la realidad? Nos sentimos civilizados e intelectualmente superiores a las generaciones anteriores; pero es claro que los griegos no fueron muy diferentes a nosotros, porque son muy pocos los valores que la humanidad ha creado desde entonces. ¿Era de la razón? "El sueño de la razón crea sus propios demonios", pintó más o menos Francisco de Goya; pero también confiamos en juegos de hechicería y todavía corremos por antorchas para quemar los libros o discos que se consideren peligrosos... De un lado, quienes juran la objetividad, su racionalización; del otro, los que juran la subjetividad, su racionalización.

Borges, hacedor de laberintos y caminos, concluye: “es de toda fe cierta la narración del Preste Juan en el país engorroso de la India antigua, pero en nuestra América despejada se trata de sencillamente de un cuento”. Faltarían todavía algunos años para el realismo mágico latinoamericano, que, creo, no sería sino un renacimiento mesoamericano, así como sus escritores que, siguiendo a Herman Hesse en Demian, no juran nada que tome un bando: ellos prefieren a uno que esté en ambos lados -Abraxas-.

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