En el arte de la escritura, siempre será mejor volver a comenzar en lugar de continuar de manera equivocada: frente al cúmulo de basura existente, los mejores críticos son el cajón del olvido o el borrador a la mano. Quemar la obra para renovarse -no recuerdo si fue Sócrates o Aristóteles quien lo sugirió haciéndolo-, resulta un consejo saludable que además nos salvará de publicar cualquier tontería (lo cual no excluye una primera obra para arrepentirse, necesaria).
¿Quién decidirá lo que debes publicar? El tiempo: todo texto debe sobrevivir su paso, por lo menos de un año, bailando el tiempo con sus botas sobre la duela que construiste: sólo lo bueno resistirá; y tú mismo, porque deberás convertirte en tu crítico más despiadado, insobornable e intransigente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario